domingo, 29 de enero de 2017

Telefónica hace cuentas

Parece que el gigante español de telecomunicaciones tiene prisas.
Prisas por sanear sus balances. Y claro, la mejor limpieza es la mano de obra.



Una empresa cuya deuda está valorada en 50 mil millones de euros y cuyo valor es inferior no puede aguantar mucho ante los accionistas ni el mercado esa calidad.

Hay comentarios de compras y de ventas, hay infinidad de artículos al respecto. Existe la posibilidad de una compra entera de la empresa, incluso troceada.

La salida de César Alierta y su sustitución por un financiero más joven no es fruto de la casualidad.
Herencia maldita, pero lo quiso.

Hablando de cuentas, los pufos económicos del grupo, y sus filiales ( jurídicas) son un fiel reflejo de la corrupción capitalista en boga. Bastarda,  pues es de todos los colores.
Es público la contratación en Telefónica de gente que ha acabado imputada por corrupción, o relacionada directamente.
Nombrarlos es largo y tedioso, y el que quiera tiene la red para ello.
Lo que está claro que ese gasto no se sabe si financieramente tenía su beneficio en contrapartida, pues en cualquier empresa con ánimo de lucro se espera un ROI.

Lo que para los trabajadores de esa empresa puede ser indecente es que se contrate a esos personajes cuando las cuentas no salen ( salvo que se piensen que al hacerlo, sí que salen).

En estas anda Telefónica intentando fomentar que se vaya la gente con sus bajas incentivadas.
Debe ser que es más caro y lento auditar las cuentas para echar a los responsables de la corrupción interna que hacer esto que no deja de ser un ERE encubierto.
Pallete no tiene tiempo en estos tiempos, donde hay que ir muy deprisa. Además sabe que no va a poder limpiar nada por las buenas, aunque ha hecho amagos.

Sobre todo cuando acaban de contratar a un ejército de novatos, y han metido una legión de becarios.
Todo ello está claro que al amparo de la nueva ley laboral, de la cual los novatos no conocen aún sus consecuencias, pero sí los veteranos que aún quedan.

Veremos si Telefónica es un "too big to fail" para España, o simplemente puede más el interés financiero de algunos.
Sea como fuere, la situación global ha cambiado y está claro que lo que antes valía ya no vale: para nadie.