sábado, 23 de junio de 2012

Reino de España: a la sombra de Grecia, segundo rescate y “gobierno de unidad nacional”



Antoni Domènech / G. Buster / Daniel Raventós - SinPermiso


¿Sabía el gobierno Rajoy lo que había acordado en la teleconferencia del Eurogrupo en que se allanó a solicitar oficialmente el rescate del sector financiero español? Esta es la pregunta que ha dominado la vida política y los medios de comunicación en el Reino de España y en Europa durante toda la pasada semana, cacofonía rebosante de declaraciones, ruedas de prensa, llamadas a la confianza, aseveraciones rotundas y desmentidos vergonzantes, mientras el interés de la deuda soberana seguía subiendo, hasta rebasar el listón del 7%.

Se trataba de enviar la señal de una “decisión política” de solidaridad europea y de compromiso con el Pacto Fiscal, según el negociador español, el ministro de economía De Guindos. Mientras, se enviaba paralelamente al pueblo griego otro mensaje de chantaje y amenazas, porque según el ministro de finanzas alemán, Schäuble, la solidaridad europea llega hasta donde alcance el compromiso con el Pacto Fiscal. Ni un milímetro más allá, que es donde comienza el infierno neoliberal: el “corralito”, los impagos de la deuda, el cierre de la financiación de los bancos privados por el BCE, el fin de los suministros de insulina y citostáticos en los hospitales, la retención de los salarios de funcionarios, médicos y maestros, la salida del euro, la devaluación incontrolable. Miseria total y muerte civil de la nación, pues..

Explicar en este contexto si había, en el rescate español, “condiciones”, hasta dónde llegaban, o a quién demonios afectaban, se ha convertido en misión imposible para el gobierno Rajoy, que ha venido a revelar en el proceso una estupefaciente incompetencia. Por lo pronto, se enterquecía en negar la mayor: que con su “solicitud oficial” –imprudente y atropelladamente forzada por los poderes fácticos que de verdad cuentan en el mundo con el primordial objetivo de lanzar un órdago amedrentante a la democracia griega—habíamos pasado de una aplicación preventiva de los términos del rescate por los “hombres de gris” del propio gobierno del PP a una aplicación intervenida de ese mismo rescate por los “hombres de negro” de la Troika.

Vamos a contar mentiras: cuatro rotundos desmentidos de la troika a la versión oficial

Vale la pena recordar los cuatro puntos concretos en los que el gobierno Rajoy ha sido desmentido en cuestión de horas por las distintas instituciones comunitarias y el FMI en relación con lo que acordó en la reunión del Eurogrupo:

1- “Condiciones favorables”: según Rajoy y De Guindos, el Gobierno había obtenido, luego de “presionar” a la UE, unas “condiciones muy favorables” en relación al mercado para la línea de crédito de los 100.000 millones de euros al FROB, con garantía del estado. A los pocos días, las instituciones comunitarias filtraron que la tasa de interés para el FROB estaría entre el 3% y el 4%. Es decir, dos puntos por encima de la inflación, tres puntos por encima de los créditos del BCE a la banca privada europea. Y que los bancos que tuvieran que utilizar, para recapitalizarse, esas aportaciones del FROB tendrían que pagarlas a una tasa de interés no inferior al 8,3%, si se trataba de participaciones preferentes o de bonos convertibles contingentes (CoCos) (que a diferencia de la aportación directa de capital, no se contabilizan directamente en el déficit público).

2- “Las condiciones solo afectarán a los bancos que necesiten recapitalizarse con ayuda del FROB”: las instituciones comunitarias han declarado explícitamente, en cambio, que las condiciones del rescate del sector bancario español se aplicarán al conjunto de las entidades financieras, sean capaces de financiarse en el mercado o necesiten hacerlo a través del FROB.

3- “El Gobierno dirigirá y supervisará la reforma del sector financiero”: pues va a ser que no; las instituciones comunitarias han aclarado que será la Troika la que decidirá qué instituciones pueden y deben acogerse al plan de recapitalización; se fiscalizarán sus planes de reestructuración y se controlará la actuación del FROB. Todo ello en una forzada cesión de soberanía que sin duda será cuestionada ante el Tribunal Constitucional.

4- “La línea de crédito no computa ni en la deuda ni el déficit”: Eurostat ha tenido que hacer pública unanota aclarando que el dinero que se utilice de la línea de crédito de 100.000 millones de euros se computará inmediatamente en la deuda; y en el déficit de la misma forma por su volumen total, si es capital directo, así como los intereses de preferentes y CoCos; y el volumen de éstos, si se convierten en capital directo cuando –como en el caso de Bankia— la entidad así recapitalizada no pueda hacer frente a los intereses.

Uno no sale de su asombro cuando se percata, además, de que gran parte de estas “condiciones” inicialmente negadas por el gobierno español se infieren directamente del real decreto 9/2009 que instituyó el FROB con el objetivo de “promover” las fusiones entre las cajas de ahorro, su “saneamiento” y posterior reprivatización. Un real decreto que fue precisamente el punto de partida de la reforma financiera continuada en febrero y mayo del 2012 por el propio gobierno de Rajoy. Para forzar las fusiones entre cajas, y su restructuración con vistas a la reprivatización, ya se estipuló entonces una tasa de intereses de preferentes y CoCos del FROB del 7,75%, que en el segundo año se convertiría en el 8,25%. Es decir, las pretendidas “condiciones de mercado” del proceso de reforma financiera fueron desde el primer momento reguladas y dictadas por el poder político que ahora exige una “gestión técnica y profesional” de ese mismo marco regulador.

Ha sido un total fracaso la reforma del sector financiero por parte, primero, del PSOE –¡que bien le vendría a Rubalcaba releer los decretos-ley que él mismo aprobó a cierraojos cuando formaba parte del Gobierno Zapatero!-, y más tarde, profundizándola, de un PP que ha logrado la hazaña de provocar en pocas semanas el fulminante desplome de la solvencia de todos los bancos españoles. Ese fracaso ha de explicarse primordialmente por los encontrados intereses en liza, por el aumento de la competencia interbancaria y por las políticas de alianzas fraguadas por distintos sectores de la oligarquía financiera con las elites políticas del PP y del PSOE, como gerentes de la administración del estado central, y con los partidos nacionalistas, especialmente CiU y PNV, sin descartar a otros.

La articulación del bloque plutocrático dominante y el PP

Esta articulación de poder, que ha configurado un parasitario capitalismo oligopólico de amiguetes políticamente promiscuos –el “mercado libre” del neoliberalismo en su más descarnada expresión—, es la que ha definido y mantenido el modelo de crecimiento de ladrillo y deuda que, tras más de quince años de desarrollo metastásico tan rutilante y repelente como ponzoñoso, terminó por estallar en el contexto de la crisis general desatada en 2008.

La “respuesta” ante la crisis por parte del gobierno Zapatero consistió en tratar de actuar como representante fideicomisario de los intereses de la gran banca, la solidez y solvencia de la cual certificó bajo palabra de honor, como ejemplo para Europa y aun el mundo todo, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, presidente del Banco de España [1]. Eso pasaba, huelga decirlo, por ofrecerles obsequiosamente unas Cajas de Ahorros oportuna y previamente saneadas por el estado, si necesario fuera, a fin de asegurar la expansión de los grandes bancos privados, su cuota de mercado y sus beneficios. Lo que ahora resulta incuestionable es que esa estrategia inspiradora de la reforma del sector financiero a partir del verano de 2009 –con la intervención de la Caja Castilla la Mancha (CCM)— empeoró considerablemente la situación de liquidez de las Cajas y acabó con su solvencia: porque asomó, ante una opinión pública española e internacional que no salía de su asombro, la punta del iceberg de las infinitas corruptelas de todo tipo ligadas al ladrillo y a la expansión del crédito privado a través de la refinanciación de hipotecas.

Como gobierno pretendida y expresamente fideicomisario de los intereses de la gran oligarquía financiera –roto definitivamente en mayo de 2010 lo que desde las páginas de SinPermiso describimos en su día como “equilibrismo zapaterista”—, el de Zapatero puso resueltamente proa a la aplicación del programa de ajustes y contrarreformas estructurales, lo que erosionó devastadoramente en unas semanas su base social, y terminó abriendo paso a la victoria electoral del PP. En este contexto, el triunfo electoral conservador puede interpretarse como un relevo hacia la gestión directa por el partido de la derecha política –social e intelectualmente “orgánico”, sin solución de continuidad, en la oligarquía financiera e industrial, para decirlo acordándonos de Gramsci— de un “rescate preventivo”. El rescate preventivo tenía que poner por obra el programa máximo elaborado por la patronal y sus diversos think tanks –CEOE, FEDEA, FAES y otras organizaciones de la “sociedad civil” bien financiadas por los bancos y las empresas transnacionales patrias— con el aliento del Banco de España, del BCE y del FMI. Lo que tenía inexorablemente que traer consigo una radical remodelación del complejo tejido de alianzas y vínculos de promiscuidad política de las clases rectoras del Reino de España.

Y entonces saltó la liebre de la sorpresa. Una oligarquía financiera crecientemente dividida por la decantación de heteróclitos intereses cada vez más encontrados a causa del aumento de la competencia interbancaria y de los distintos puntos de partida en el acceso al negocio en curso de absorción depredatoria del mercado de las Cajas de Ahorro, precisaba políticamente más que nunca de un árbitro fideicomisario. ¡Qué mejor que un árbitro orgánico en ella misma! Un fideicomisario con verdadero pedigrí, social, económica e intelectualmente orgánico en ella, no un aspirante a serlo, un parvenu corrompible (o personal o electoralmente) La crisis había terminado con los zascandiles del PSOE. Don’t waste a good crisis: la crisis ofrecía la posibilidad de un gobierno de confianza, directamente suyo, capaz de aplicar sin demasiados complejos unos programas contrarreformistas de máximos. Nunca habían estado mejor. O eso parecía. Porque, con amarga sorpresa, no tardaron en descubrir a su costa que los mandamases del PP marianista, lejos de actuar como auténtico y diligente representante de sus intereses colectivos, lejos de querer ser el “partido de todos los banqueros” torpe y banderizamente como el “partido de Bankia”.

Desde el primer momento de su llegada al gobierno, Rajoy se dispuso a ser él, y sólo él, quien definiera la reconstrucción del sistema de alianzas políticamente incestuosas de la clase dominante. Esta aspiración de perfiles “bonapartistas”, que parece tan característica de nuestra segunda restauración borbónica –piénsese en la figura de Felipe González, y luego, en Aznar—, es en realidad una herencia del franquismo [2]. Los largos intervalos de ocho o doce años del ciclo de alternancia del sistema político surgido de la Transición obligan en buena medida a ejecutar esa operación al partido que llega al gobierno y necesita hacerse con los mecanismos de la administración del estado. El PSOE quiso afianzar y desarrollar un sector granempresarial afín, tanto bajo el “felipismo” como bajo el “zapaterismo”. Lo mismo hizo el “aznarato”. Y lo mismo se proponía ahora un “marianismo” in statu nascendi. Solo que Rajoy ha tropezado a la primera de cambio con dos enormes y sonados fracasos, precisamente en las dos operaciones más importantes emprendidas en estos seis meses. Fracasó, primero, el intento de reducir el papel de La Caixa en Repsol, en una alianza con Petróleos de México (PEMEX). Y luego, fracasó también su propósito de constituir un gran banco bajo su control directo a partir de las Cajas de Ahorro de Madrid y Valencia –Bankia—, frente al Banco de Santander, BBVA y La Caixa.

Es pronto para saber en qué medida el desapoderado asalto a la mayoría de La Caixa –el banco de la gran burguesía catalana— en Repsol ha tenido consecuencias en la desastrosa gestión que desembocó en la nacionalización de YPF en Argentina. La retirada masiva de beneficios de las inversiones de las transnacionales españolas en América Latina, su falta de inversión, es en buena parte consecuencia de la crisis en España y de la depreciación de sus acciones en bolsa. No ha ayudado desde luego la “diplomacia económica” desplegada en defensa de la “marca España” por el gobierno Rajoy, sobre la que alguna vez hemos ironizado por escrito también en SinPermiso.

Pero la gestión del desarrollo de Bankia, con el exsuperministro de Aznar y exdirector del FMI Rodrigo Rato al frente, y la posterior gestión de una crisis final de Bankia en buena medida generada por los decretos de reforma financiera de febrero y mayo de 2012 –como no se ha privado de decir el propio Rato—, ha sido tan chapucera, que ha hundido irreversiblemente el crédito fiduciario del gobierno Rajoy como gestor de las políticas de ajuste del “rescate preventivo” ante la UE y ante los poderes fácticos de la oligarquía financiera española.

“Unidad nacional” a la griega, pero sin elecciones

El pasado jueves 14, apenas 5 días después de la petición de la “línea de crédito” al eurogrupo, Rajoy reunió al equipo económico del gobierno en el Congreso de los Diputados. Sin que se conocieran los informes de los “evaluadores independientes” del sector financiero, con una primera misión de la Troika moviéndose ya por Madrid, sin saber aún en qué cantidad la línea de crédito sería financiada por el FEEF y/o por el no nato ESM, y en medio de la ensordecedora cacofonía ya mencionada, lo único claro era que la prima de riesgo estaba por encima de los 540 puntos, la tasa de interés de la deuda danzando en torno al 7%, la campaña de chantaje de la UE contra el pueblo griego –interesados rumores de golpe militar incluidos— disparando las fugas de depósitos y afectando la liquidez de la eurozona en su conjunto, y la Bundesbank y el BCE resueltos a no ceder en su pulso ni con el Reino de España ni con Grecia. Y una vez más, el gobierno Rajoy declaró el epitafio escogido para sí propio: “España ha hecho todo lo que podía, ahora le toca a Europa”.

El viernes 15, todo parece indicarlo, se iniciaron los ritos funerarios. Rajoy celebró un Consejo de Ministros que la vicepresidenta Sáenz de Santamaría no acertó a resumir mejor que con estas pobres y sumarias palabras: “el gobierno se ocupa de la economía real, y no de la prima de riesgo (… ) porque la prima de riesgo no encarece la deuda del estado (…) al gobierno le preocupa cambiar lo que no ha funcionado” [3].Pero indudablemente le tiene que ocupar y preocupar también la percepción de las clases económicamente rectoras españolas y las élites burocráticas de la UE, que se resume, también sumariamente, así: lo que no funciona es el propio Gobierno Rajoy [4].

Esa misma mañana, y para confirmarlo, si dudas quedaban, Rajoy recibió la visita del comisario comunitario Almunia, después de haber multiplicado los contactos con Rubalcaba en los últimos días.

Rubalcaba, a su vez, reunió esa mañana a los miembros de su equipo de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Al terminar la reunión, Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE, hizo una rueda de prensa[5] en la que, tras constatar que “España se encuentra en el momento más difícil desde la Transición” y dar por consabido el fracaso del ni siquiera nato rescate del sector financiero, ofreció un “gran acuerdo de unidad nacional” que implicaría al PP, al PSOE, al resto de los grupos parlamentarios, sin mayores exclusiones, y a los sindicatos y a la patronal.

“Las sombras entre la niebla” a las que se refería metafóricamente el otro día el periodista Enric Juliana [6],preanunciadas por las trompetas apocalípticas de tres españolísimos catedráticos de economía en el extranjero, a los que ya tuvimos ocasión de referimos aquí, se plasmaban en la propuesta de Rubalcaba de un “gobierno de salvación nacional”. Si la situación es insostenible a corto plazo con una tasa de interés de la deuda al 7%, como se allanaba a reconocer sin empacho De Guindos, había que prepararse urgentemente para una segunda petición de rescate, esta vez para el conjunto de la economía española, antes mismo de que pudiera siquiera comenzar a negociarse el primer rescate, dado ya aparentemente por fracasado. Pero para pedirlo o adelantarlo en el decisivo Consejo europeo del próximo 28 de junio, el primero después de las elecciones en Grecia, ¿cómo habría de hacerlo solo el PP, sin grave riesgo de quedar eo ipsoestigmatizado y exhibido en plaza pública con la caperuza y el sambenito de la impericia y la incompetencia? No en vano, Schaüble opina que una tasa de interés del 7% es el mejor estímulo que pueden tener los gobiernos de los PIIGs para aplicar con mano de hierro las contrarreformas estructurales de obligado cumplimiento.

No hay, pues, sino recurrir a la manida fórmula de que todo cambie, para que no cambie nada. Mantener a toda costa la política de rescate y, olvidado ya el adjetivo “preventivo” –substituido recientemente por el mantra de “la economía española es demasiado grande para ser rescatada por la UE”—, aproar resueltamente hacia las políticas de consolidación fiscal, austeridad y contrarreformas varias con un “gobierno de unidad nacional”. Secreto de polichinela en los mentideros madrileños, en ese trajín están ahora Durán i Lleida (CiU) y Rosa Díaz (UPyD), así como –¡vaya por Dios!— algunos sectores de CC OO. Todo ello, y para que nada falte, con el poco disimulado apoyo de los principales portavoces de los grandes bancos y, claro está, de buena parte de esos grandes medios de comunicación de que es abundante acreedora la gran banca en apuros.

La propuesta de Rubalcaba se encontró con un rechazo inicial indirecto del Presidente del PSOE y jefe del gobierno andaluz, Griñán, manifestado en directo en un programa televisivo matutino de máxima audiencia, horas antes de la rueda de prensa de Elena Valenciano. Griñán recordó que el candidato del PSOE a la presidencia del gobierno tiene que ser elegido en unas primarias a convocar tras la Conferencia Política prevista este otoño. Es decir, que están todavía pendientes de refrendo por las bases del partido el candidato y su programa. No tardó el secretario general de Madrid, Tomás Gómez, en sumarse a esa opinión. Y en el conjunto del PSOE, a través de Twitter, se desató una marea de oposición a la propuesta del “gobierno de salvación nacional”. He aquí un ejemplo, elegido poco menos que al azar: “Curioso. Milito en un partido político en España pero me ilusiona más uno griego que ha tenido la valentía de no esconderse #syriza” (@fgluque)”.

Rubalcaba, al que uno de los grandes empresarios con que se reunió informalmente la semana pasada definió poco caritativamente como un “boxeador sonado”, parece haber perdido el criterio que permite distinguir entre hilar fino y trotar funambulescamente por la cuerda floja. ¿Para qué primarías, si ya debe verse en un “gobierno de salvación nacional”? La “más grave situación desde la Transición” permitiría resolver y sajar de un solo tajo las contradicciones de su “oposición responsable”, que pone una vela a dios y dos al diablo, y olvidarse del contundente rechazo hacia su figura expresado en la opinión pública española (más del 85%, según las encuestas). El precio evidente a pagar –saltarse todos los mecanismos de dirección del PSOE, en dónde Rubalcaba no tiene una mayoría evidente, y poner en grave riesgo el gobierno bipartito de izquierda en Andalucía— le debe de parecer una fruslería al audaz volatinero.

Con el indisimulable fracaso político en el tiempo récord de seis meses de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy y la creciente polarización política que, quieras que no, va generando a pasos agigantados el rigor, la persistencia y la inaudita crueldad social de la crisis, comienzan a perfilarse dos tipos de confluencias tácticas y sus correspondientes resortes y políticas de alianzas. Franjas lunáticas aparte, se dibuja, por un lado, un bloque político-social y cultural más o menos nítidamente favorable al rescate y al endurecimiento de las políticas de ajuste, un bloque al dictado del FMI (7) y apoyado por el PP, por la fracción de Rubalcaba en el PSOE, por CiU (a cambio de la apariencia al menos de Pacto Fiscal, sine qua non exigido por Más), por UPyD (a cuenta de la apariencia al menos de una recuperación central de competencias autonómicas), por la banca y por la CEOE. Y por el otro lado, un bloque social, más o menos borroso, contrario al rescate, y que va desde el gobierno de izquierdas andaluz, sectores del PSOE –fantasma del PASOK mediante—, IU, ICV-EUiA, la izquierda soberanista, el grueso de los sindicatos obreros, mayoritarios y minoritarios, de alcance peninsular y de alcance nacional periférico, así como el gran movimiento social del 15 M, que ahí sigue, porque los muertos que vos matáis, señora condesa, gozan de buena salud. Este segundo bloque podría llegar a ser en poco tiempo, de proponérselo, y por la fuerza misma del rumbo de choque catastrófico en que estamos, una especie de Syriza informal y preconstituyente.

Lo hemos dicho ya repetidas veces: la “lógica” que lleva a algo así como un “gobierno de salvación nacional” de sesgo tecnocrático es profundamente antidemocrática. Lo cierto, empero, es que se trata de una “lógica” que, Diktat exterior aparte, hinca sus raíces más profundas en la estructura de clases y de poder de la que, a la postre, ha nacido la tremebunda crisis que azota a nuestro país. Lo que ahora se pretende es “salir de ella” –arrostrarla, dirán los menos optimistas— mediante una alteración tan radical, substancial y profunda de la correlación de fuerzas, que permita determinar y definir a su favor un nuevo modelo de crecimiento y de beneficios. De ese modelo queda excluido incluso el (comparativamente) débil estado del bienestar mal que bien, y con no pocos sacrificios, conquistado por las clases trabajadoras en la Transición.

Pero la lógica política de los aparatos tiene su autonomía. Para el aparato del PP y una parte esencial de sus votantes, la “unidad nacional” tiene que forjarse alrededor de su gobierno y de su mayoría absoluta: que los demás apoyen al gobierno Rajoy, que para eso, y en teoría, quedan tres años y medio por delante antes de convocar elecciones. Sin embargo, ¿hasta qué punto podrá mantener esa autonomía el partido de la derecha española frente a un núcleo duro de la clase dominante, que tan pronto parece haber perdido la fe en Rajoy como fideicomisario suyo? ¿Qué opciones le quedan frente a la apremiante alternativa d un “gobierno técnico”, con un Almunia (8) mirando engolosinadamente de reojo el ejemplo de Monti?

En el campo de la sedicente izquierda las dudas son todavía mayores, no solo en el PSOE, sino en las cúpulas sindicales de la UGT y de CC OO. El ofrecimiento sindical de un “pacto para salir de la crisis” pone en cuestión directamente los pilares de la política de ajuste: la contrarreforma laboral, la contrarreforma fiscal y la grotescamente incompetente reforma financiera. No faltará, empero, quien pretenda negociar, como “mal menor”, un pacto de salvación nacional para el rescate. Frente a esa negociación entre élites de las condiciones del rescate, la única salida democrática –a falta de la posibilidad de convocar unas elecciones a sólo seis meses de las últimas— es la exigencia de un referéndum democrático en el que todos los ciudadanos puedan expresarse sobre las suicidas políticas procíclicas de ajuste fiscal, manifiestamente refutadas y fracasadas por doquiera. Un referéndum por el que han abogado hace escasas semanas precisamente CC OO y UGT y que debería convertirse en una exigencia central en el proceso de construcción de un nuevo bloque social, económico, político y cultural de las izquierdas.

La ajustada victoria de Nueva Democracia en Grecia no arreglará nada. Al contrario, hundirá a Grecia, a su economía, a su vida social y a su indeciblemente atormentado pueblo, unos cuantos peldaños más. Syriza era también –y lo sigue siendo: su resultado es soberbio— una promesa de regeneración de la economía y de la democracia europea. Es verdad: ahora le pondrán un gobierno de “salvación nacional” vergonzosamente compuesto por la misma elite política corrupta y mentecata que, con la bellaca complicidad de la banca internacional (Goldman Sachs, señaladamente) y de la estólida eurocracia, arrojó al país al abismo, y no hay que esperar otra cosa que la ulterior degradación de su vida económica y la polarización extrema de su vida social. Es verdad; pero también tiene ahora a Syriza.

El alivio autocongratulatorio de las oligarquías europeas y su prensa afín –los erráticos e imprudentes editorialistas de El País escribieron esta madrugada (18/6/2012): “Salvado el escollo griego” — durará muy poco. Por lo pronto, de camino al encuentro mexicano del G-20, Rajoy ha conocido ya que el diferencial con el bono alemán ha marcado esta mañana el máximo histórico de los 590 puntos; que la tasa de interés de la deuda soberana rebasa de nuevo el 7%, y marca otro registro sin ejemplo histórico: 7,25%; y que el BCE sigue sin ablandarse ni avenirse a poner en marcha un nuevo programa de liquidez para la compra de bonos de deuda en los mercados secundarios. La situación es desesperada, pero sigue sin ser seria.

Las castas rectoras del parasitario y depredatorio modelo de capitalismo oligopólico de amiguetes políticos, responsable de la peculiar virulencia que en nuestro país ha cobrado la crisis mundial capitalista, parecen querer ahora disponer también, como en Grecia, de su “gobierno de salvación nacional”, convenientemente asistido y dirigido por tecnócratas de medio pelo que han fracasado ya repetidamente en todo y por doquiera: de Guindos era el hombre del quebrado banco Lehman Brothers en Europa; el comisario Almunia es conocido en el norte de Europa como “el carnicero de Letonia”, por su encarnizamiento fiscal con el desdichado país báltico.

La historia (y particularmente, la reciente) enseña: los pretendidos “gobiernos técnicos de unidad nacional”:

- Son todo menos “nacionales”: destruyen las vidas económicas, sociales y políticas de las naciones.

- Son todo menos “técnicos”: dan rienda suelta a una caterva de pretendidos expertos de los que lo mejor y más caritativo que se puede decir es que no tienen ni idea de lo que se traen entre manos y que fracasan una y otra vez en sus afanes (al menos, en los oficialmente declarados).

- Y no son tampoco gobiernos de “unidad”, sino banderizos instrumentos al servicio de apátridas fuerzas inconfesables, pero no anónimas, que traen regularmente a los pueblos del mundo la embajada de una guerra de clases sin cuartel declarada desde arriba.

¿Cuánto tardaremos quienes vivimos por nuestras manos en construir nuestra Syriza y empezar a organizar la resistencia y la alternativa a este innecesario infierno que tan bellacamente nos preparan?



Notas:

(1) Tras la tragicomedia del veto del PP a la comparecencia de Fernández Ordóñez ante el Congreso de los Diputados, convertido ya en el chivo expiatoria de la derecha para exculpar a Rato y Rajoy del desastre de Bankia, se han multiplicado en la prensa las “advertencias” de los servicios técnicos del Banco de España sobre la crisis que se avecinaba:http://economia.elpais.com/economia/2011/02/21/actualidad/1298277177_850215.html e incluso una carta de queja exculpatoria sobre la falta de transparencia en el Consejo de la institución por uno de sus miembros: http://elcomentario.tv/reggio/reconociendo-lo-obvio-de-guillem-lopez-i-casasnovas-en-la-vanguardia/10/06/2012/

(2) Ver en este sentido la crónica periodística de Mariano Guindal, El declive de los dioses (Ed. Planeta 2011) y Los días que vivimos peligrosamente (Ed. Planeta 2012); y el excelente estudio de Mercedes Cabrera y Fernando del Rey, El poder de los empresarios: política y economía en la España contemporánea (1875-2010), (Ed. RBA 2011).

(3) http://www.cincodias.com/articulo/economia/saenz-santamaria-quita-hierro-escalada-prima-riesgo/20120615cdscdseco_5/.

(4) Los posicionamientos desde la derecha española se multiplican, más allá de los comentados en anteriores artículos. Ver esta semana el de Jesús Cacho, http://www.vozpopuli.com/nacional/10296-pendientes-de-atenas-mientras-en-madrid-arrecian-las-maniobras-orquestales-contra-el-gobierno-rajoy, el de Zarzalejos,http://www.elconfidencial.com/opinion/notebook/2012/06/16/del%2Dtomate%2Dal%2Drescate%2Dcon%2Dlas%2Dcuentas%2Denmendadas%2Dpor%2Del%2Dfmi%2D9366/y el malvadamente irónico del corresponsal del Financial Times en Madrid,http://www.ft.com/intl/cms/s/0/fc20c0c8-b0c5-11e1-a2a6-00144feabdc0.html. Lo último y más significativo ha sido el descalificativo del Presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, al rescate orquestado por la tecnocracia comunitaria y el Gobierno Rajoy del sector financiero español:http://economia.elpais.com/economia/2012/06/17/actualidad/1339970018_910325.html

(5)http://politica.elpais.com/politica/2012/06/15/actualidad/1339790450_600566.html

(6) http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20120617/54311689358/enric-juliana-sombras-en-el-puerto-de-nantucket.html

(7) http://www.imf.org/external/spanish/np/ms/2012/061512s.htm

(8) La intervención la semana pasada desde Bruselas de Almunia para afear al PP ser el “partido de Bankia” y no descartar que la Troika imponga la quiebra de alguna de las Cajas intervenidas por inviable, desató una airada protesta de los populares, exigiéndole lealtad “al país” o la dimisión. El encuentro pocos días después con Rajoy dejaba entender que Almunia podría interpretar el dilema optando por la “lealtad” a la “unidad nacional” en un sentido tan personal que Juliana lo califico como el “Monti de Deusto”.

Antoni Domènech es el Editor general de SinPermiso. Gustavo Búster y Daniel Raventós son miembros del Comité de Redacción de SinPermiso.
Daniel Raventós es miembro del Consejo Científico de ATTAC España

Esta ronda la paga De Guindos